1. No desayunar
Hay una razón por la que el desayuno es considerado la comida más importante del día. Si no desayunas, se pueden reducir los niveles de azúcar en tu sangre, y eso es muy perjudicial para el cerebro, especialmente si sucede mucho. Tu cerebro utiliza más energía que cualquier otro órgano del cuerpo y consume hasta el 20% del total de glucosa disponible en su sistema cada día.
Aproximadamente 2/3 del “presupuesto de energía” del cerebro se usa para ayudar a las neuronas a disparar señales al resto del cuerpo. El 1/3 restante está designado para el mantenimiento y cuidado celular.
Negar regularmente a tu cerebro la nutrición suficiente causa un déficit en ese presupuesto de energía, y descubrirás que tu cerebro responde menos a los estímulos. Sin que lo sepas, tus células cerebrales también extrañarán los cuidados críticos que necesitan para estar saludables y morirán a un ritmo acelerado.